Si te preguntamos por algunos recuerdos especiales de tu infancia, probablemente muchos de ellos tengan relación con personas importantes para ti, como tu familia o amigos. Y es casi seguro que otra gran cantidad de esos recuerdos tengan que ver con los juegos clásicos para niños o los juegos de mesa a los que jugabas siendo un niño.
Las nuevas tecnologías son muy útiles. Sirven como entretenimiento, para aprender o para mantenernos informados, pero también están desplazando la diversión de los más pequeños. Jugar con otros niños en la calle o en el parque, saltar, correr y competir en distintos equipos no puede compararse con jugar a un videojuego o pasar el rato con el móvil.
Precisamente por eso, porque los juegos tradicionales se están perdiendo, queremos hacer este post. Para que los peques y los no tan peques recuperen esos juegos tradicionales y fomenten las relaciones sociales, se mantengan activos e, incluso, mejoren el ingenio y el intelecto. Enséñaselos a tus hijos y seguro que pasaréis una tarde de lo más entretenida.
1. El pañuelo
Para este primero de los juegos clásicos para niños, vamos a necesitar dos equipos con el mismo número de jugadores y una persona que no pertenezca a ninguno de los dos equipos. Esta última persona se colocará, sosteniendo un pañuelo, a la misma distancia de unos y otros, y los miembros de ambos equipos se colocarán en línea, mirando a los del equipo contrario. Cada jugador tendrá asignado un número.
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Para comenzar a jugar, la persona que sostiene el pañuelo gritará uno de los números. Entonces, el jugador de cada equipo que tenga asignado ese número deberá correr para coger el pañuelo antes que el jugador del equipo contrario.
El equipo que más veces se haga con el pañuelo, será el ganador.
2. Carrera de sacos
Para hacer una carrera de sacos se necesitan varios participantes, pero cada uno de ellos jugará de manera individual. Además, se necesita crear una pista (a poder ser, de suelo blando) y contar con un saco para cada jugador.
Cada uno de los participantes meterá los pies dentro de un saco, el cual sostendrá con las manos, y tendrá que hacer así todo el recorrido de la carrera, dentro del saco y avanzando a saltos.
El objetivo, por supuesto, es llegar a la meta el primero.
3. La gallinita ciega
Este tercer juego es muy similar al escondite, pero quien “la liga” tendrá los ojos tapados con un pañuelo. Tras dejarle “ciego” de esta manera, el resto de participantes le harán dar vueltas sobre sí mismo mientras cantan:
“Gallinita ciega, ¿qué se te ha perdido? Una aguja y un dedal. Date la vuelta y lo encontrarás”.
Cuando se termina de cantar la canción, el jugador con los ojos tapados tiene que encontrar a ciegas al resto de participantes. Tendrá que valerse del oído, el tacto y tener mucho cuidado para no chocarse o caerse.
4. Palabras encadenadas
No todo va a ser correr. Este cuarto es uno de los juegos clásicos para niños mucho más tranquilo y puede desarrollarse sin problemas, por ejemplo, en el salón de tu casa.
La forma de jugar es muy simple. Consiste en decir una palabra que comience por la última sílaba de la palabra que haya utilizado el jugador anterior. Eso sí, recuerda que no se pueden repetir palabras y que, si esto sucede, quien utilice una palabra repetida será eliminado.
También podéis estipular un tiempo determinado para pensar las palabras. Si un jugador se excede de ese tiempo porque no encuentra ninguna palabra que comience con la sílaba que toque, también será eliminado.
5. La soga
Volvemos a juegos más dinámicos y por equipos. En este caso, para comenzar a jugar, tendremos que contar con una cuerda o soga, hacer dos equipos y marcar una línea en el suelo que establezca la división en dos campos. En mitad de la cuerda, además, ataremos un pañuelo.
A un lado de ese pañuelo se colocará un equipo, y al otro se colocará el contrario, enfrentados entre sí. Entre todos los participantes cogerán la cuerda y, para comenzar, tendrán que colocarse de tal manera que, con la cuerda en tensión, el pañuelo atado a ella quede sobre la línea del suelo.
Una vez se dé la señal para comenzar a jugar, los jugadores empezarán a tirar de la cuerda hacia su lado. ¿Quién gana? El equipo que consiga arrastrar a todos los jugadores del contrario a su lado del campo.
6. El teléfono escacharrado
Vamos con otro de los juegos más tranquilos y que pueden jugarse dentro de casa, sentados en el suelo formando un corro. Para comenzar, uno de los jugadores pensará en una frase. Una vez hecho esto, se la transmitirá al oído muy rápido al jugador de su lado.
Este segundo jugador deberá transmitir al siguiente aquello que haya entendido. Igualmente, debe hacerlo con rapidez. Esto se repetirá una vez tras otra hasta llegar al último jugador, que tendrá que decir en voz alta lo que haya entendido. Tras esto, el primer jugador tendrá que decir, también en voz alta, cuál era la frase original.
En este juego no hay ganadores ni perdedores, pero la diferencia entre el mensaje inicial y el final probablemente sea tal, que los jugadores se divertirán mucho y terminarán riendo a carcajadas.
7. Polis y cacos
Volvemos a un juego similar al escondite, pero más elaborado. En este caso, se hacen dos equipos: unos serán los polis y otros los cacos. Para comenzar, los polis darán un tiempo a los cacos para que corran y se escondan. Después del tiempo estipulado, saldrán a buscarlos. Su misión será meterlos en la cárcel.
Parece sencillo, ¿verdad? Se complica un poco más al saber que los cacos que aún están libres pueden salvar a aquellos que han sido capturados si los tocan. Así el juego puede durar mucho más tiempo.
¿Qué sucede al terminar? Lo habitual es cambiar los papeles y comenzar otra vez, con los polis siendo cacos y los cacos siendo polis.
8. La zapatilla por detrás
En este octavo juego se echa a suertes quién es la persona que se queda con la zapatilla. El resto, han de sentarse en el suelo formando un círculo.
Quien tiene la zapatilla comienza a dar vueltas alrededor del círculo, desde la parte de fuera, cantando esta canción:
“A la zapatilla por detrás, tris-tras. Ni la ves ni la verás, tris-tras. Mirar para arriba, que caen judías. Mirar para abajo, que caen garbanzos. ¡A dormir, a dormir, que vienen los Reyes Magos!”
Después de cantar, todos los jugadores del corro deben cerrar los ojos y contar hasta el número que quien lleva la zapatilla haya marcado. Durante este tiempo, este aprovechará para dejar la zapatilla detrás de uno de los jugadores.
Una vez abran los ojos y comprueben quién tiene la zapatilla, el que la tenga debe cogerla y salir corriendo tras quien la ha dejado intentando tocarle con ella. Si tras las vueltas que se hayan acordado no lo ha pillado, pierde, y será quien comience el juego de nuevo.
9. Balón prisionero
Se delimita la zona de juego por un rectángulo grande, en el cual se colocan los jugadores de los dos equipos que se han formado. Se sueltan entonces varias pelotas en esa zona, las cuales los jugadores deben tomar para lanzar y golpear a los miembros del equipo rival.
Si un jugador es golpeado, queda eliminado. En cambio, si captura la pelota en el aire, quien la haya lanzado será quien quede eliminado.
¿Qué equipo es el que gana? El que consiga eliminar a todos los jugadores del equipo rival sin perder a todos los suyos.
10. Escondite inglés
Terminamos estos 10 juegos clásicos para niños con el escondite inglés. ¿Estás pensando en el escondite clásico? Pues en realidad no tiene nada que ver. En el escondite inglés, el jugador que “la liga” ha de colocarse de cara a una pared y el resto de participantes en línea recta y alejados de él.
¿Cuál es el objetivo de estos participantes? Conseguir llegar a la pared donde se encuentra quien “la liga” y tocarla, pero solo tienen permitido moverse mientras este mira hacia esa pared y dice “1, 2, 3 al escondite inglés. Sin mover las manos ni los pies”.
Una vez dicha esta frase, se girará para mirar a los demás jugadores. Si alguno de ellos se mueve, lo mandará hacia atrás, a la posición de salida.
Gana quien toca la pared antes que nadie.
¿Recuerdas estos 10 juegos clásicos para niños? ¿A cuántos de ellos has jugado? Compártelos con tus hijos y dales la oportunidad de divertirse y aprender jugando sin necesidad de pantallas, wifi o smartphones.